
Escuchar, reflexionar, hablar, ayudar y trabajar. La vida requiere de estos verbos. Cada persona, cada equipo, cada proyecto, cada sociedad los necesita. La unión de ellos desarrolla cualquier emprendimiento personal, grupal o social. ¿Vivimos con ellos o hay una distancia que hoy nos tiene alejados de sus influencias? Uno sin el otro pierde efectividad. Ellos son un todo, por eso la falta de alguno afecta directamente en la actividad desempeñada. Los líderes conviven con los cinco. Están presentes en lo cotidiano, integran su agenda de progreso. Para vivirlos hay que adquirirlos como si fueran un miembro más del organismo. Al escuchar somos útiles ante los demás, hay que escuchar la palabra del otro, el mensaje del otro, el sentimiento del otro, los sueños del otro, el compromiso del otro, ¿qué nos quiere decir la otra persona? La empatía nace en la escucha interesada, valiente y audaz, solidaria y exigente. Donde hay empatía hay escucha y por lo tanto, hay liderazgo. La reflexión amplifica el panorama, descubre situaciones, clarifica escenarios. Al reflexionar crecen las posibilidades de crear espacios adaptables a las circunstancias que se viven. Los líderes son conscientes que la voluntad de adaptarse a los nuevos desafíos facilita todo lo que sucede y lo que vendrá. Reflexionar es una acción distintiva de quienes están decididos a liderar.
Se necesita hablar, comunicar lo que se piensa, lo que se siente. Cuando se habla quien lo hace respeta su interioridad y en ese acto muestra su transparencia, su historia y su hoy, todo en la palabra, en lo que dice. Las personas al valorar su palabra están valorando la vida, tanto la suya como la de los demás.
Cuando el espíritu del liderazgo está presente la palabra invoca el verbo ayudar. Ayudar a solucionar lo que requiere de ello. Ayudar a sumar. Ayudar a plantear acciones diferentes. Ayudar a realizar tareas. Ayudar al otro para vivir juntos el desenlace de lo plantado en conjunto. Asertivos en la ayuda, directos y comprometidos en el hacer. Los jardines viven en plenitud cuando las plantas crecen y muestran sus flores. La convivencia social se riega con el verbo ayudar. Ayudar representa realizar muy bien lo que está a nuestro alcance. Si cada ciudadano vive su actividad con intensidad y compromiso está ayudando a construir una sociedad ejemplar. La conjunción de ejemplos individuales genera un colectivo ejemplar. ¿Es posible una sociedad ejemplar? Me atrevo a decir que sí lo es. Está en cada uno de nosotros la concreción de esa posibilidad. Uno más uno, más uno, más uno, y así sumar y seguir sumando. Hay líderes y muchos, sumamos y seguimos sumando. El reconocimiento de la existencia de los problemas sociales existentes es sumamente importante, porque desde ahí podremos escuchar, reflexionar, hablar, ayudar y trabajar. Cuando los seres humanos se unen aumentan las chances de triunfar. La fuerza de la unión de estos verbos conjugados, en la vida de cada uno de los habitantes de una sociedad, puede producir grandes transformaciones. Al trabajar desarrollamos nuestra vida. Desde la acción nos sentimos útiles, fuertes y dispuestos a crecer. La unión de los cinco verbos es relevante para ser protagonistas de nuestra sociedad. Claro que podemos citar grandes verbos que en este escrito no están, cada uno puede anexarle más y construir sus propias listas. Y vivir sus propios verbos, aquellos que consideran indispensables para que se sientan vitales los grupos en donde sus vidas están presentes.